CENTENARIO DE LORIS MALAGUZZI Y DE GIANNI RODARI (2020)

 

Loris Malaguzzi-Gianni Rodari

Marco Esteban Mendoza Rodríguez (México)

Hablar de Malaguzzi y de Rodari es referirnos a dos de los representantes esenciales de una pedagogía italiana poco conocida en nuestro país: junto con Mario Lodi y Lorenzo Milani tenemos a un conjunto de educadores que entre la década de los 60 a los 90 inundaron con sus propuestas, ideas y prácticas toda una perspectiva que construyó una corriente que hoy por hoy es recogida por grupos pedagógicos como el Movimiento de Cooperación Educativa o a educadores como Francesco Tonucci en el siglo XXI.

Aprovechando el centenario del nacimiento de Malaguzzi y Rodari, comparto algunas reflexiones que bien pueden ser útiles en estos momentos de búsqueda, de construcción de la denominada “Escuela Nueva Mexicana”.

Es claro que nuestro propio país tiene su propio camino y páginas gloriosas se han escrito durante el siglo XX. En ese andar es importante reconocer las aportaciones de otras corrientes y cómo fortalecieron la incipiente escuela rural mexicana, la escuela socialista y la orientación psicogenética-constructivista.

Entre las aportaciones de principio del siglo siete corrientes:

1) La filosofía pragmática y que derivó en la metodología por proyectos, antecedente de la pedagogía de proyectos presente en la educación norteamericana (Vid John Dewey y William Kilpatrick);

2) La escuela nueva con sus diferentes variantes de países europeos que van desde la corriente española, la francesa, la italiana, la belga y la suiza;

3) Las corrientes que van asumiendo una postura social desde lo pedagógico y que van desde la Escuela de la Libre Enseñanza y la Escuela Moderna o racionalista (España), las técnicas Freinet (Francia), las escuelas libertarias (Alemania) y la Escuela Soviética (en especial Makarenko y en una etapa ya muy tardía del siglo XX, recuperando a Vigostky);

4) La corrientes psicopedagógicas, en especial la impulsada por Piaget y que en México se abreva de los discípulos y estudiosos de psicólogo suizo en especial de España (César Coll, Juan Delval, Carretero), Argentina (Ferreiro, Nemirovsky, Lerner) y México (Margarita Gómez, Tere Garduño, Juan Luis Hidalgo);

5) Un capítulo especial merecen las aportaciones del exilio español que brindaron a la educación mexicana a partir de la orientación que se pretendió impulsar desde la República Española y que fue enterrada en España por más de treinta años;

6) Y en otro rubro la influencia de la nuevas corrientes españolas como los enfoques comunicativos de la lengua (Carlos Lomas, Amparo Tusón), la escritura (Cassany) o de movimientos pedagógicos como el Movimiento Cooperativo de la Escuela Popular, el Grupo Rosa Sensat o la difusión que hace Cuadernos de Pedagogía.

7) Y las aportaciones de Paulo Freire y la educación liberadora, así como la excepcional experiencia cubana, sin olvidar el interesante trabajo cooperativo de la conocida como Escuela Nueva Colombiana (¿casualidad con México?, aunque hay que señalar que esta perspectiva tiene su origen en los finales de los 80 y todavía tiene fuertes repercusiones en la actualidad: Pilar Tunda, Fabio Jurado, Martha Cárdenas, Mercedes Boada, etc) que nutre la línea latinoamericana.

Aunque presentes otras corrientes, bien puede afirmarse que estas sietes agrupaciones a vuelo de pájaro que aquí señalo son las que mayor impacto han brindado a la pedagogía mexicana. Ya en el siglo XXI podríamos hablar de otras perspectivas como la encabezada por Josette Jolibert y el impacto de grupos pedagógicos de España, Colombia, Argentina, Chile, Brasil y otros países a México (aunque esa es otra historia que después describiremos).

Y es así que llegamos a la Italia y la urgencia de ahondar en una serie de propuestas que bien podrían enriquecer nuestro panorama. Destacamos dos en especial. La propuesta de Reggio Emilia que encabezó Loris Malaguzzi y la obra literaria pedagógica de Gianni Rodari..

Después de la segunda guerra mundial, en un pueblo de la región Toscana se gestó esta excepcional experiencia. Considerada Reggio Emilia la capital mundial de la educación infantil, Loris Malaguzzi impulsó un proyecto que tomó como base la voz del otro. Y la voz del otro incluyó a las educadoras, a la comunidad y a la infancia.

Es Reggio Emilia un proyecto colectivo. Esa es su fortaleza. Una apuesta a la escucha, a reflexionar sobre aquello que resultara una alternativa para construir una escuela en donde el desarrollo y la formación integral se basará en la cualidad esencial de la humanidad: la creatividad; en un ambiente de respeto y alegría.

Reggio Emilia apostó por la asignatura que casi en todos los currículos se deja a un lado: el arte. A diferencia de la apuesta al lenguaje, las matemáticas, las ciencias naturales y las ciencias sociales, en Reggio Emilia la apuesta central se derivó en la educación artística en todas sus variantes: música, escultura, dibujo, luces, poesía, construcción, teatro. Y a partir del arte se derivan los aprendizajes.

En estos momentos de crisis, se requiere una mentalidad más abierta. Una que apueste a la búsqueda de respuestas. Y la creatividad es una llave que permitirá que las nuevas generaciones encuentren maneras de responder los retos actuales.

Loris Malaguzzi apostó por los cien lenguajes de los infantes. Y esos cien lenguajes son todas las opciones que se pueden construir, crear.

A la creatividad hay que agregar otro ingrediente: la imaginación. Es ese camino por el cual transita la aportación de Gianni Rodari.

Maestro de educación primaria, crea toda una obra que se alimenta de la escucha de los infantes. Rodari crea cuentos y al contarlos a sus estudiantes, le dan otras alternativas. Hablar de Rodari es traer la imagen de un adulto rodeado de infantes que intercambian, que a partir de una historia se generan más y más historias.

Y éstas historias brindan alternativas, diversas, múltiples llenas de imaginación. Sus cuentos son un diálogo, una invitación a construir a través de la imaginación y la creatividad.

En los cuentos de Rodari encontramos muchos de los temas más polémicos de nuestro siglo XXI: medio ambiente, solidaridad, colectividad, la ética, la libertad, la crítica al autoritarismo, la igualdad, la diversidad y la justicia.

En este centenario del nacimiento de Malaguzzi y Rodari, es relevante estudiarlos y recrearlos. Sus trabajos son un buen cimiento en estos momentos de construcción.

 

Marco Esteban Mendoza Rodríguez (mendozamerm@yahoo.com.mx) es Fundador del Movimiento Mexicano para la Escuela Moderna, pofesor en educación primaria, académico de la Universidad Pedagógica Nacional y fue responsable del Curso taller de Técnicas Freinet en la Unidad UPN Ecatepec de 1992 a 2008.
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